La escuela N° 267 de Barros Blancos cumplió un cuarto de siglo el 27 de octubre, pero los celebró el viernes 10 de noviembre. El acto contó con la convocatoria de más de 1.000 personas.

El centro educativo -de modalidad A.Pr.En.Der.- está ubicado en la ruta 8 Km. 24.700 y pertenece a la jurisdicción de Canelones Centro. Allí estudian 486 alumnos, en doble turno.

La celebración comenzó con las palabras de bienvenida, el ingreso de los pabellones patrios, los saludos de autoridades y otras oratorias oficiales. Luego, hubo tres actuaciones.

Estuvo presente la inspectora de zona, Mónica Iribarne, las inspectoras de Educación Inicial, Sandra Antúnez e Isabel Charamello, la inspectora de Educación Común, Mariela Gutenberg, y la inspectora de Educación Artística, Magdalena Baratta. Además, concurrieron las directoras de los jardines de infantes de Barros Blancos y las coordinadoras del CAIF Huracanitos, así como los cuadros de honor de las escuelas N° 196, 227, 175 y 178, todas de la zona. También representantes de la unidad docente asistencial de la Facultad de Medicina.

Concurrieron ex inspectoras, ex docentes y ex alumnos de la escuela. Silvia Lucas, una mamá de la primera generación, hizo uso de la palabra, así como también Facundo y Lucía, dos egresados de la escuela que hoy tienen 20 años.

Primero, los niños y los docentes cantaron la canción de la escuela llamada “En la villa del tejado hay una escuela”, que es una ranchera que escribió la propia maestra directora, Emilce Alsina Matonte, con música de Diego Noble y Mario Regalo. Mientras unos estudiantes la cantaron, otros bailaron la ranchera. Pero, además, los visitantes también pudieron cantarla, porque al ingresar a la escuela se les obsequió un llavero, pegatinas y la letra de la canción de la escuela N° 267.

“Después se hizo una revisión de las canciones que marcaron la historia de la escuela. Se fue a los libros diarios de años anteriores y se anotaron las danzas que ellos bailaron en cada aniversario de la escuela. Así fue que se seleccionaron seis danzas para bailar en esta fiesta de los 25 años”, dijo la directora.

Terminadas las danzas, los niños llevaron adelante una intervención titulada “la cápsula del tiempo”. En la capsula del tiempo cada clase puso un objeto de elaboración colectiva: manualidades, cartas, anécdotas. Y ademas se puso un pendrive con mensajes de audio de las familias y la canción de la escuela, contó Alsina. “Y lo dejamos guardado junto a los libros diarios y los libros de dirección de la escuela, y la idea es que ese pendrive se pase de dirección a dirección año a año, y se abra dentro de 25 años, cuando la escuela cumpla 50 años”, contó.

En cuanto a lo artístico, el dúo Altamira del Sur interpretó canciones folclóricas y luego bailó la escola do samba Red Black, que es de la zona y ha ganado primeros premios del carnaval canario.

Brindis con tortas gigantes

Luego, hubo tiempo para un “brindis comunitario”, como dijo la directora. Fue algo así como una merienda compartida: “Todas las familias llevaron alimentos y bebidas, cantamos el Feliz Cumpleaños y compartimos cuatro tortas gigantes (dos por turno). Se tocaron 25 campanadas, se tiró confeti y empezó el brindis, donde participaron todos, familias, niños e invitados”, agregó.

La maestra directora contó una particularidad del evento del 10 de noviembre. La escuela comparte actividades con la Escuela Especial N° 198 "España" de Pando. Entonces, se invitó a los alumnos de dicho centro educativo para que realizaran el catering de la fiesta. Los chicos del taller de cocina elaboraron los platos de la fiesta, concurrieron al evento, y hasta se animaron a cantar la canción de la escuela 267 porque el profesor de música se las enseñó.

También se homenajeo a la funcionaria no docente Estela López, que hace 25 años trabaja en la escuela.

Hubo una muestra de fotografías y documentos de la Comisión que hace más de 25 años promovió la inauguración de la escuela. “Se llevaron documentos y se hizo una exposición fotográfica en un salón”, contó la directora Alsina.

Para finalizar, estudiantes y docentes pintaron un arcoiris en un extenso muro de la escuela, actividad en la que también participaron padres y otros familiares. “La idea era retratar el más amplio espectro de la diversidad. Así como el arcoiris contiene toda la amplia gama de colores, queríamos representar la más amplia diversidad de ser y de estar”, concluyó la directora.